Honda BR-V, Sachis y sus “nitpicks”
Ya están aquí las primeras opiniones acerca de la Honda BR-V. Y como esto es “Sachis y sus nitpicks” ya saben qué sigue. La mejor recomendación que puedo darles —y que nadie más les dará —es no comprarla. Es muy poco lo que se necesita para reconocer que este no es un producto automotriz que los mexicanos merecemos. Pero sería un milagro descubrir al periodista que les diga, sin dudar y con todas sus letras, que ignores por completo a la BR-V hasta que por fin Honda resuelva sus deficiencias en seguridad.
Es el mismo caso que en el Yaris, la carga de asistencias electrónicas es la adecuada. Pero al pasar al renglón donde se especifica el número de bolsas de aire recibes las sorpresa de que hay solo dos, las frontales. Y he aquí lo peor de esa decepción: la BR-V parece no haber sido diseñada para equipar 4 o más bolsas de aire. No fue diseñada para superar pruebas de seguridad exigentes como las de Euro NCAP o el IIHS. No es posible elegir una versión más completa pues el equipo es el mismo en cualquier país donde la BR-V se vende, razón que me hace pensar que no podemos confiar que esta falta se corrija pronto.
Es una gran señal de alerta que la BR-V no se venda en Estados Unidos o en Europa.
¿Qué tan difícil es hacerle saber a una marca automotriz que no merece nuestro respaldo ni nuestro dinero cuando a cambio nos ofrece vehículos deficientes? Para los periodistas que ya probaron la BR-V, resulta imposible.
Aparece, entonces, el vídeo de Autodinámico. Uno esperaría que dentro de los primeros minutos del vídeo se reprobara la falta de equipo completo de seguridad. Sin embargo, las prioridades acerca de qué es importante en un automóvil nuevo están por completo trastornadas, al punto de que el periodista en este vídeo elabora un discurso apasionado contra el control de volumen en el anticuado sistema de audio cuando esa misma condena enérgica podría haber sido útil en declarar a la BR-V un producto imposible de recomendar.
Luego, está el vídeo de Autocosmos, con una historia similar. La queja sobre la falta de una perilla para ajustar el volumen va por delante de la crítica a la ausencia de bolsas de aire.
En ambos clips sí vas a encontrar que hay una decepción por el equipamiento de seguridad deficiente. Lo que no vas a descubrir es una condena a la decisión de vender este producto mediocre. No vas a encontrar un periodista que tajantemente le diga al posible comprador que no ponga su atención, consideración ni dinero en la Honda BR-V.
En el propio video de Autocosmos, el periodista menciona que la aparición de esta BR-V en México responde a que “este coche tiene ciertas prestaciones que nuestro mercado exige”. Este pequeño comentario, ya sea que fuera dicho como cliché o como algo genuino, nos puede ayudar a asumir que hay gran poder en nuestras decisiones de compra, al punto de que si algo queremos las marcas cumplirán nuestros deseos.
Por eso, si te brincaste al final de este artículo para leer una conclusión sobre la Honda BR-V, lo mejor que se te puede decir es que tú tienes la posibilidad de cambiar la manera en que los fabricantes deciden cómo se comercializan los automóviles en México. No podemos tolerar que solo se enfoquen en las características que a ellos convienen mientras ignoran las más esenciales.
Pareciera demasiado exigirle a Honda que nos ofrezca un vehículo con carga de seguridad completa.