RIDE, el podcast – 23 de febrero 2018. ¿Qué se siente tener un auto barato? Mi experiencia con el Hyundai Atos by Dodge 2010

Humberto López

23 febrero, 2018

Resulta que Sachis es propietario de un Hyundai Atos by Dodge, 2010, con casi 200 mil kilómetros recorridos. Él te cuenta la aventura de vivir con un carro así para que tú no tengas que experimentarlo.

Música:

El” por Sumeritae bajo la licencia CC-BY-SA
Jazz Brunch” por Kevin MacLeod bajo la licencia CC-BY
Mining by moonlight” por Kevin MacLeod bajo la licencia CC-BY

Transcripción:

Muy buen día, es un gusto para mí que me acompañes en esto que se llama RIDE, el primer y único podcast con anclaje ISOFIX. Mi nombre es Humberto López, tú puedes llamarme Sachis y me encanta quejarme sobre los automóviles.

En esta edición de RIDE quiero hablarte sobre mi auto, el que uso casi todos los días. Un Hyundai Atos by Dodge, año 2010. Voy a contarte la experiencia de vivir con un auto barato para que así tú no tengas que hacerlo.

El Atos fue concebido como un micro-automóvil citadino. Generalmente, los autos citadinos no son sobresalientes. Son populares, se venden mucho, la gente luego se encariña y les confiere esa calidad de “entrañables”. Pero, en realidad, son vehículos que no hacen bien su trabajo o apenas lo hacen de manera aceptable. Como son los carros que la mayoría puede pagar, pues, esa mayoría se quedará con el concepto de “pues, me lleva y me trae, con eso basta”.

Todos los autos te llevan y te traen, eso bastaba en tiempos del Ford modelo T. Cuando el Atos se vendía ya eran tiempos del Nissan Leaf, el Toyota Prius, ya hasta existía el Tesla Model S como concepto. Los autos citadinos debían ser otra cosa.

El Atos es de esos city cars que no hacen bien su trabajo.

Comencemos a hablar sobre el exterior. El Atos es un automóvil inconfundiblemente feo. El original es por completo desagradable a la vista pero luego llegó una versión con ciertos ajustes de estilo en el exterior que lo hicieron brincar la línea del diseño automotriz desafortunado, aunque no cruzó muy lejos. Yo tengo ese modelo, el que no es tan feo pero igual es feo.

Es más, los de Dodge sabían que es un automóvil feo. Porque cuando apareció el rediseño llegó junto con un comercial de televisión donde un policía de vialidad detenía a un tipo que circulaba tranquilamente en su Atos, el nuevo, ya no tan feo. El policía se acercaba a la ventana del conductor y le decía, como reclamo sarcástico, “muy bonito”. Luego, le daba unas vueltas al auto mientras murmuraba “muy bonito” y ahí notabas que hablaba del diseño. Pero, adivina, el Atos nunca se volvió “muy bonito”.

Es feo, ¿queda claro?

Pero algo positivo debe haber en un carro tan poco agraciado, ¿verdad? Bueno, las puertas delanteras son amplias y la apertura hacia al interior hace muy sencillo abordar. Uno pensaría que el hecho de que sea una caja metálica con una rueda en cada extremo y un motor de volumen pequeño le daría cierta amplitud en el interior. Y pues, es más o menos cierto cuando mides 1.75, como yo. Ya si superas 1.80 vas a encontrar con que no hay suficiente espacio para las piernas y llevarás tus rodillas dándole golpes al tablero.

Aquí, una aclaración. El espacio es aceptable pero solo para los que van enfrente. La banca trasera es un sillón de adorno. El ángulo del respaldo es incómodo y tus rodillas casi podrían ser usadas como reposabrazos para los de enfrente. Lo mejor que podrías hacer es remover por completo ese asiento y disfrutar de una muy buena área de carga porque, al final, ese es uno de los usos que se han delegado a los Atos, vehículos de reparto.

Es un Atos el que lleva pan a mi tiendita cercana.

Otro acierto en el diseño es que hay mucho cristal, así que la visibilidad está muy bien. Ventanas grandes, pilares delgados y en general el tamaño del auto sí hacen que sea simple navegar por las calles. Podría decir que estacionarse es cosa sencilla pero, eh, no. Que sea un auto pequeño ayuda un poco, pero la dirección mecánica lo echa todo a perder.

La seguridad está a cargo solamente de cinturones. No hay ABS y ya con esa ausencia se descarta cualquier otro sistema electrónico. No hay bolsas de aire. No necesitas inspeccionar detenidamente la carrocería para reconocer de inmediato lo endeble que es. En caso de colisión, te convendría que fuera contra algún arbusto. Porque golpear algún objeto solido a una velocidad de 30 kilómetros por hora resultaría en serias magulladuras. Y a partir de ahí, accidentes a una velocidad más alta se vuelven exponencialmente más arriesgados.

La única característica de confort que podrás encontrar dentro de mi Atos es aire acondicionado. Sin embargo, encenderlo provoca que parte de la fuerza del motor se use para mover el compresor. Y este es un motor pequeño, cualquier carga extra que algún accesorio genere se nota y mucho.

Y qué bueno que hemos llegado a la parte del motor porque esta es una de las características más malinterpretadas y que más me enoja de este tipo de carros citadinos baratos.

El motor en el Atos es un 4 cilindros, 1.1 litros y cuando nuevo, producía alrededor de 60 caballos. Una ridiculez.

Si te digo que el consumo que yo obtengo en el Atos está entre 15 y 17 kilómetros por litro tú me dirás que ese número suena bien. Pero la verdad está en que el dato es por completo decepcionante. Esa estadística del consumo se logra debido a que el motor es pequeño y de ninguna manera significa que sea eficiente.

Y es el mismo pecado que cometen los autos baratos de hoy. El Mitsubishi Mirage, el Dodge Attitude –que son el mismo –, el FIAT Mobi, el FIAT Uno, el Suzuki Ignis, hasta el Volkswagen up! Creer que son vehículos eficientes es una ilusión y es el principal engaño que despierta el deseo por estos carros.

Hay motores contemporáneos al del Atos que logran el mismo rendimiento con potencia mayor, en autos más pesados, más cómodos y más equipados. Y eso, en una época donde no se acostumbraban los mini motores sobrealimentados que tenemos hoy. Si miramos a la oferta actual, hay unidades con el mismo desplazamiento y mismo rendimiento pero con el doble de fuerza y potencia.

Ok, detendré las quejas por un momento. Mencioné que este podcast sería sobre mi experiencia con este carro barato. Basta una palabra para que sirva como resumen de toda la vida con el Atos: frustrante. La poca potencia provoca que sea un city car que apenas sobrevive al ambiente donde se supone que debe sobresalir. Imagina esto, circulas tranquilamente y de pronto te debes detener porque encuentras algo que bloquea tu carril así que para continuar debes pasarte a otro, izquierda o derecha. La única manera segura de lograr esta maniobra es pasar a este nuevo carril y alcanzar la velocidad que los demás ya llevan. A pesar de lo ligero del auto, a pesar de no llevar carga, la potencia no te permitirá cambiar de carril con confianza. Si eres precavido y prefieres no arriesgarte ni arriesgar a los demás, tendrás que esperar a que el campo esté despejado para por fin seguir con tu camino. Mientras eso pasa, verás cómo los que iban detrás de tí sí pueden despegar con velocidad para integrarse a otro carril, ellos sí tienen un coche decente. Tú no puedes porque los bloquearías, tú no puedes porque los harías frenar innecesariamente. Es frustrante ser lento.

Sobre la eficiencia del motor ya hablé. No hay tal cosa, no es eficiente. 15 ó 17 kilómetros por litro es inaceptable, indefendible, una farsa. Es un insulto. Frustrante.

La practicidad es un tema peculiar. Si sigues mi consejo y quitas el asiento trasero, tendrás espacio hasta para bicicletas. Por otro lado, ninguno de los portavasos te servirá para portar tus vasos. Son poco profundos y lo más seguro es que tu botella se caiga en la primera curva que tomes. Frustrante.

El Atos no es cómodo. La suspensión es dura, puedes sentir cada pequeña piedrita sobre la que ruedes. En el interior quizá notes que todo está bien fijo en su lugar, aún así escucharás que el plástico cruje, que la carrocería rechina. Y a esos ruidos añádele que también escucharás cómo tus ruedas pasaron sobre todas y cada una de esas piedritas que te encontraste.

Hay frenos, pero no muy buenos. Hay dirección y quizá por su cuenta es precisa, pero en esta aplicación cualquier cambio de rumbo provoca que la carrocería completa se tambalee por lo que preferirás nunca ser brusco puesto que ya antes tu vaso con café salió disparado del portavasos que no porta vasos. En coro podemos decir: frustrante.

Creo que sí puedo hablar sobre algo que pueda redimir al pobrecito Atos. La transmisión funciona muy bien, hasta operarla es agradable. La posición de las velocidades está bien definida, no es necesario un gran recorrido para llevar la palanca de una velocidad a la otra. No hay juego, nada se ha aflojado. Y eso es sorprendente, cuando tenemos en cuenta que el número en el odómetro se acerca a los 200 mil kilómetros.

200 mil kilómetros en un auto que está por cumplir su primera década. Eso es también un detalle positivo a reportar puesto que a pesar de todo ese recorrido no ha sido necesaria alguna reparación mayor, jamás han ocurrido fallas graves que vuelvan al Atos un objeto inservible. Si alguna vez intenté encender el auto sin que respondiera seguramente fue por una falla en la batería, así que bastó reemplazarla y listo. Este nivel de confiabilidad no es algo exclusivo en los autos baratos, pero sí es algo que muchos considerarán como parte de su cualidades. Un carro barato es más simple y podría fallar poco. Al menos en este caso resultó verdad.

¿Basta este detalle a favor para obviar la gran cantidad de contras que enlisté? No. Nunca.

En el presente yo no recomendaría un vehículo nuevo que tuviera las características de mi coche. Existe a la venta en México el Hyundai Grand i10 que, en esencia, es el sucesor del viejo Atos. A pesar de casi una década de diferencia, ese par de autos se parecen en mucho: el motor es pequeño, la eficiencia es ridícula y es mínimo el esfuerzo para dotarlo con equipo de seguridad, porque solo encontrarás ABS y dos bolsas de aire. ¡Es más! Aún hay versiones del Grand i10 sin bolsas y sin ABS, igualito a mi Atos.

No puedo defender las deficiencias que los viejos coches baratos tienen, pero hay algo que sí necesito decir. Los autos del pasado no son culpables al omitir los avances técnicos y tecnológicos que disfrutamos hoy. Lo mejor que podemos hacer con estos vehículos de hace una década es usarlos, aprovecharlos, a pesar de lo malo. Ya existen, están entre nosotros, la mejor vida que podemos darles es hacerlos funcionar hasta que por fin decidan no hacerlo más.

Lo que ya no podemos permitirnos es continuar con este ciclo. Ya no merecemos que hoy, entre nuestras opciones de autos nuevos, haya ejemplares tan defectuosos como los que veríamos en 2010.

Y así es como llegamos al final de esta edición de RIDE, el primer y único podcast que sostiene firmemente tu vaso con café. Antes de irnos, quiero recordarte que en rideblog.mx puedes encontrar la transcripción este y los demás RIDE, así hacemos que este podcast sea accesible para más personas.

También puedes encontrarnos en facebook y en twitter como rideblogmx. A mí también me encontrarás como Sachiel en esas dos redes sociales.

Como siempre, te agradezco harto que me hayas acompañado hasta el final de esta edición. Hasta luego, nos escuchamos pronto.

El blog y podcast sobre la cultura automotriz, desde México.